Pesquisar

Atualmente, esta seção não inclui nenhum conteúdo. Adicione conteúdo nesta seção usando a barra lateral.

APRENDA EL USO DE HERRAMIENTAS

En esta guía le enseñaremos herramientas digitales como The Canada Job Bank, para que se conecte exitosamente con empleadores canadienses

¿ES SU OCUPACIÓN REGULADA?

Usted recibirá un email con un PDF que es un formato compatible con cualquier computador(a), tableta, o smartphone.

NO SE DEJE ENGAÑAR

Aprenda la mejor forma de prepararse para un trabajo, buscar oportunidades, y escoger las formas seguras de hacerlo para evitar ser engañado

Atualmente, esta seção não inclui nenhum conteúdo. Adicione conteúdo nesta seção usando a barra lateral.

Mis Primeros 20 Años en Canadá

Muchas veces he escrito sobre las ventajas de Canadá que lo ubican en el primer lugar por calidad de vida en varios rankings, pero hoy me centraré en mi experiencia personal. No escribiré sobre paisajes, tranquilidad, educación, u otra de tantas cosas generales, si no de mi propia vida.

Me animo a escribir por dos razones. La primera es que el 1 de julio,2021, mi hija, mi esposa y yo, cumplimos 20 años de haber llegado a Canadá, coincidiendo con el día de fiesta nacional. La segunda, quiero ofrecer una referencia que motive a muchas personas que expresan su intención de vivir en Canadá, pero se frenan por el temor a lo desconocido.

Mi primer mes en Canadá

Llegamos a Ottawa con tres maletas, sin familiares, ni amigos, ni conocidos que nos recibieran. Habíamos alquilado una pieza en las residencias estudiantiles de la Universidad de Ottawa que debíamos desocupar en un mes. La capital de Canadá vivía la llegada masiva de ingenieros y tecnólogos atraídos por el boom de la industria de alta tecnología y era muy difícil encontrar una casa o un apartamento disponible, pues La tasa de viviendas para alquilar era cercana a cero –vacancy rate 0.2%–.

Ottawa no tiene tantos habitantes como Toronto, pero es una ciudad muy extensa y su superficie es 1.7 veces la de Bogotá. Con el calendario que corría sin misericordia, teníamos que encontrar donde vivir para no terminar con las maletas en un andén. No sabíamos por donde iniciar la búsqueda y nos sentíamos como en un cruce de caminos sin saber cual tomar en una época en que no existían GPS ni Google Maps.

Con anuncios clasificados de un periódico local y con mapa en la mano empezamos la exploración. Recuerdo que en la primera llamada que hice para reservar una cita, no sabía como ‘diablos’ escribir “Woodroffe Avenue”, para llegar a la dirección indicada. Llegábamos tarde a las citas por no conocer las rutas de los buses y caminábamos y caminábamos con mi hija de seis años en los hombros dormida por el calor y cansancio. Hasta que por fin pasó la pesadilla y conseguimos apartamento.

Al final ese tropiezo queda como una anécdota de la llegada que hoy en día se resuelve simplemente sabiendo navegar en la Internet y con un GPS o un buen teléfono. Lo que sí me marcó y sé que afecta a muchos es la barrera de la comunicación. Ese sí es un problema serio y que muchos subestiman y lo ubican por debajo del clima, en el rango de importancia de las adversidades.

El clima en Canadá

Hay quienes creen que el frío y el largo invierno (de octubre a abril) es el monstruo temible para quienes venimos del trópico. Se equivocan. Canadá no es un país en el que se viva como en las películas que muestran iglús y fogatas de leña para mitigar el frío. Se siente más frío en Bogotá, que en cualquier casa canadiense con calefacción en una noche de 25°C bajo cero. Y la ropa y botas para temperaturas extremas también están ya inventadas.

El factor que produce desajustes y hasta depresiones en el primer invierno, no es el frío. Son los días cortos y las noches largas que duran hasta casi las 8:00 am y empiezan alrededor de las 4:00 pm en diciembre. Los cerebros tropicales no están acostumbrados a esa alteración y a algunos les toma hasta un segundo invierno para acostumbrarse.

La adaptación es un factor individual que depende mucho de la actitud. Para muestra les comento lo que vivió mi esposa en el invierno pasado. Ella se había privado de muchas actividades al aire libre en los inviernos y se refugiaba en el gimnasio. Por la pandemia, al no haber gimnasio abierto decidimos salir todos los días a practicar varios deportes y mi mujer me sorprendió al disfrutar la nieve como una chiquilla.

Barrera de la lengua

Volviendo a la barrera de la lengua, he de reconocer que me sirvieron los cursos de inglés que tomé en Colombia; pero reconozco que meterse en un mundo angloparlante es algo para lo que difícilmente se puede uno preparar desde afuera.

He podido comprobar que en la superación de esa barrera y de todos los choques culturales juegan un papel importante no solo la preparación, si no las condiciones sicológicas de cada individuo. Curiosamente, entre mayor nivel de desarrollo profesional tenga una persona en su ambiente natural y con su primera lengua, posiblemente más afectación puede sentir con los cambios.

Esto es explicable por que quien trabaja en oficios técnicos puede ganar confianza demostrando sus destrezas, así tenga limitaciones en la comunicación cotidiana y no tenga mayores habilidades lingüísticas. Pero, si un profesional se mueve en cualquiera industria donde deba “vender” su imagen, se enfrentará a mayores frustraciones.

Después de intentar varias aventuras de comercio en línea (Internet) que me mantuvieron aislado del mundo de la calle, decidí tomar un paso; el mismo que por mi experiencia sugiero a todo el que pueda darlo. Sumarle a la formación académica que traigan, algún programa o diploma canadiense.

Cuando estaba produciendo podcasts y PDFs que vendía con cursos de español, recibí una pregunta de un canadiense que no olvidaré nunca … ¿Cuáles son sus credenciales para enseñar español? En el momento, creía que no las necesitaba, pero después entendí no solo la importancia, si no el respeto que se da en este país a cualquier título. Bien sea el de un PhD o el de un carpintero.

Estudiar en Canadá

Volver al college después de tres décadas de graduado en una universidad colombiana, fue al comienzo una aventura intimidante. Era mayor que mis profesores y en las dos primeras semanas me sentía como un tartamudo. En la segunda semana de clases una profesora de “Business Communications” me hizo un comentario que se convirtió como en un soplo divino. Me dijo que en mi tarea había superado a la mayoría de jóvenes canadienses.

Empecé a entender que esta es una sociedad acostumbrada a inmigrantes que no discrimina por orígenes. Que están acostumbrados a escuchar las limitaciones fonéticas y de escrituras de personas de lenguas tan ajenas al inglés como las asiáticas. Me tomé confianza y terminé graduado con honores. Comparto esta experiencia no por ufanarme de condición personal alguna; es la misma que ya le he conocido a varios inmigrantes. Fui testigo de personas que lloraban en las primeras semanas de estudio y recuerdo también sus rostros alegres en la graduación.

¿Vale la pena estudiar en Canadá?

Mi nuevo diploma en el college no solo me abrió fronteras capacitándome más, si no que me permitió estudiar y graduarme como “Regulated Canadian Immigration Consultant (RCIC).” No hubiera sido posible este segundo grado sin tener educación postsecundaria en Canadá. La satisfacción inmensa que hoy siento por el gran desarrollo de mi nueva actividad profesional, me anima a reiterarle no solo a mi familia aún en Colombia, si no a todos mis prospectos, que invertir en educación en Canadá, es un camino seguro al éxito personal y familiar.

No saben la alegría que produce saber que nunca es tarde para buscar éxitos nuevos. Y digo esto sin haber hablado del orgullo que siento por la suerte que han tenido mi mujer y mi hija.

Foto: Museo de la Guerra, Ottawa, Canada, Julio 1, 2021.

Busque en todo el sitio